Y SOMOS TOTALMENTE AJENOS

Entonces volvemos cada uno a su propia vida, y somos totalmente ajenos a todo. Estamos solos como muertos. Porque nada trasciende nuestra burda naturaleza, porque los afectos son tan torpes, tan ridículos; rebotan en nuestro cráneo y jamás alcanzan su objeto.
Morimos con, y de la ilusión que creamos como salvación: solos y estafados.
Las opciones que creí útiles para superar tal condición quedan reducidas, con la experiencia, a gestos grotescos y vulgares, como el amor, como el arte, como el conocimiento. Tan inútil, tan plano, tan crudo, tan real...
Debe haber algo que dé sentido a esta broma sádica.
Angel Montiel
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