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BLOG DE LA FLACA

Inmigrantes

Inmigrantes Mi familia llego acá en los principio de 1800, alejándose de la guerra en su región.

Fines de la Revolución Francesa y principios de lo que sería una nueva Revolución, previa a anexar Génova al resto de la bota, la Unificación y la conformación de una República casi 100 años más tarde.

En esa época los confines de la región pasaban de un dominio a otro en un abrir y cerrar de ojos porque el estado de guerra y rebeliones de todo tipo eran permanentes.

Una familia enorme, como toda familia ligure de la época, ve irse a uno de los suyos en un velero, muy igual a la Esmeralda, rumbo a America.

Un mes y algo de viaje, para una familia que echaría raíces en toda Sudamérica que para esa época ni confines limítrofes claros tenía.
Como eran extraños en la tierra, la endogamia resultó natural para mantener la cultura y la familia.
Sin registros de llegada ni civiles ni nada, los apellidos se replican y los nombres se repiten una y otra vez.

No había nada, llegaron a un país que recién se forjaba, que tenía sus propias revoluciones entre criollos, españoles y los indios originarios del lugar que peleaban por recuperar sus espacios.

Entonces ellos se dedicaron a lo que mejor sabían hacer: construir calles, casas, fábricas, iglesias, cuerpo de bomberos...mientras los otros destruían, ellos generaban Comunidad.
Las primeras instituciones nacieron con la ayuda de todas esas manos. Fueron fundadores y patrocinadores y con un tremendo esfuerzo levantaron una hermosa ciudad, en el valle del paraíso, la perla del pacifico.

Europeos todos, autoexiliados de una tierra caótica, llegaron sumando con distintas actividades, promoviendo el desarrollo cultural.
Me siento parte. Aún tengo el apellido. Ya son 200 años. Aún conservo la lengua y las tradiciones. Eso ya es mucho decir.


No hubo riqueza, solo muchísimo trabajo.
Mi padre trabajó desde los 6 años junto al suyo y el abuelo viajó tanto a Nueva York, solo y junto a sus hermanos, a buscar materiales para comercializar, que casi nunca estuvo en casa. Papá entonces debió ser la cabeza de su propia familia a su corta edad.

Ser solo un niño con responsabilidades de adulto, desde el origen tenía en su gen la resiliencia, con la voluntad y majestuosidad férrea propias de un caballero templario, sin serlo.

Nunca tuvo lujos y tampoco los necesitó para él..

Pese la fama de tacaños y ambiciosos, lo que realmente les movía el espíritu era ahorrar para invertir y crecer para asegurar el futuro de su descendencia.
La pandemia y otras tantas crisis sociales, políticas y económicas han destruido una y otra vez los emprendimientos. Todo lo que fue parte de su historia, se desvaneció de un plumazo absurdo.

Al menos queda el espíritu, eso que nos hace tan especiales y únicos.

Ese espíritu que nos distingue y que hace que todos piensen que somos un poco locos, porque al igual que en la película, la realidad se nos cae a pedazos pero la vida sigue siendo bella.

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